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  Haz-de-Cuenta
 

“Haz-de-Cuenta”

Ricardo Dahl dice:

"Ya viví lo suficiente para presenciar tres períodos distintos
en el comportamiento de las personas.

El primero lo viví en la infancia, cuando aprendí de mis
padres que era preciso ser.

Ser honesto, ser educado, ser digno, ser respetuoso,
ser amigo, ser leal.

Algunas décadas más tarde, fui testigo de la fase del tener.
Era preciso tener.

Tener buena apariencia, tener dinero, tener status,
tener cosas, tener y tener...

En la actualidad, estoy presenciando la fase del “haz-de-cuenta”.

Analizando Este punto de vista, llegaremos a la conclusión
de que hoy, muchas personas hacen de cuenta que todo está bien.

Padres hacen de cuenta que educan, profesores hacen
de cuenta que enseñan, alumnos hacen de cuenta que aprenden,
profesionales hacen de cuenta que son competentes,
gobernantes hacen de cuenta que se preocupan con el pueblo
y hay pueblos que hacen de cuenta que lo creen.

Personas hacen de cuenta que son honestas, líderes religiosos
que se hacen pasar por representantes de Dios y fieles que
hacen de cuenta que tienen fe.

Enfermos hacen de cuenta que tienen salud, maleantes
hacen de cuenta que son dignos y la justicia hace de cuenta
que es imparcial.

Traficantes se hacen pasar por ciudadanos de bien y
consumidores de drogas hacen de cuenta que no
contribuyen con ese mercado del crimen.

Padres que hacen de cuenta que no saben que sus hijos
usan drogas, que se prostituyen, que se están matando
poco a poco e hijos que hacen de cuenta que no saben
que sus padres saben.

Corruptos se hacen pasar por idealistas y terroristas
hacen de cuenta que son justicieros.

Y la mayoría de la población hace de hace de cuenta
que todo está bien.

Pero una cosa es segura:

No podemos hacer de cuenta cuando nos miramos
en el espejo de la propia conciencia.

Podemos inclusive encontrar disculpas para explicar
nuestros “haz-de-cuenta”, pero no los justificamos.

Es importante resaltar, sin embargo, que esa representación
de cada día, ese “haz-de-cuenta” causa perjuicios para aquellos
que echan mano de este tipo de comportamiento.

La persona que actúa así termina confundiéndose a si misma
y cayendo en un vacío, pues ni ella misma sabe de hecho quien es
y acaba traicionándose en algún momento.

Y esto es extremadamente extenuante y desgastante.

Raras personas son realmente auténticas.

Por eso se destacan en los ambientes en que se mueven.

Son aquellas que no representan, apenas son lo que son,
sin hacer de cuenta.

Son profesionales éticos y competentes, amigos leales,
padres celosos en la educación de sus hijos, políticos honestos,
religiosos fieles a las enseñanzas que imparten.

Son, en fin, personas no complicadas, de actitudes simples,
pero coherentes y, sobre todo, fieles consigo mismas.

La persona que vive de apariencias o finge ser quien no es,
corre serios riesgos de caer en la depresión.
Esto es perfectamente comprensible por la batalla que traba
consigo misma y el desgaste para mantener una realidad falsa.

Si es fácil engañar a los demás, es imposible engañar
a la propia conciencia.

Por todas esas razones, vale la pena ser quien se es,
aunque eso no le agrade a los demás.


GRACIAS RICARDO POR TU MENSAJE. ESPERO QUE MUCHO OPINEN EN EL.

 
 
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